martes, 8 de noviembre de 2011

Elecciones Generales 2011Rubalcaba acorrala a Rajoy con su "programa oculto"

El candidato socialista coloca al dirigente conservador a la defensiva con una batería de preguntas sobre los planes de gobierno de la derecha. El líder del PP se revuelve acusándole de lanzar "insidias" Es difícil que con un solo debate se pueda dar la vuelta a una diferencia en los sondeos tan abismal como la que al menos hasta ayer separaba al conservador Mariano Rajoy del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero tras el cara a cara que se celebró ayer en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid ya no hay duda de que la campaña no acabó anoche, como soñaba el PP y temían muchos socialistas. Habrá pelea de verdad hasta el último segundo. (Consulta el especial de 'Público' sobre el debate) Rubalcaba llegó al quinto cara a cara de la democracia con 17 puntos de desventaja, que según el sondeo del CIS podrían llegar a traducirse en 79 escaños de diferencia a favor del PP. Y, sin embargo, el dirigente socialista convirtió casi todo el debate -y sobre todo la primera parte, la más importante, la dedicada al empleo en un país con cinco millones de parados- casi en un examen a un opositor nervioso, que ha suspendido ya dos exámenes con anterioridad -en 2004 y 2008- y que se veía obligado a leer sus notas sin lograr romper el terreno de juego que le marcaba un rival al que muchos daban ya por enterrado. l dirigente socialista se dedicó desde el primer minuto a escarbar en las "ambigüedades" del programa del PP para ir traduciendo los supuestos eufemismos que esconderían el "programa oculto" de la formación de Rajoy. Y le preguntaba una y otra vez si la interpretación era correcta porque "la redacción es deliberadamente ambigua y peligrosa". Este martilleo acabó sacando de quicio al candidato conservador: "Usted miente y lanza insidias; y conociéndole no me sorprende", se revolvió. Y más tarde: "¡Yo no soy como usted!". Y finalmente: "No voy a entrar en más insidias". Pero el debate siguió el mismo esquema casi hasta el final. Rajoy nunca entró en el fondo de estas preguntas incómodas. A cada nuevo interrogante, contestaba con un seco "no" o con la palabra "insidia". Y a la mitad del cara a cara incluso admitió que las cosas no estaban marchando como esperaba: "No le va tan mal el debate, no se ponga nervioso", le espetó a su rival. Entre otros puntos, Rubalcaba le preguntó si la reordenación del sistema financiero que incluye el programa del PP significa "dar dinero público a los especuladores", si va a cambiar el sistema de prestaciones de desempleo en la línea de recortes que sugiere la patronal, si subirá el IVA, si reformará el modelo de negociación de las pequeñas y medianas empresas para excluir a las pymes y si tiene planes para avanzar en una doble red en la sanidad y la educación que privilegie la privada sobre la pública. "En todo su programa no hay ninguna mención a la financiación de la sanidad pública; eso significa que no les preocupa". El contraataque que intentó armar Rajoy se basó en vincular a Rubalcaba con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -le llegó a llamar "Rodríguez Pérez Rubalcaba" , aunque no quedó claro si era un sarcasmo o un momento de nerviosismo- y prometer que si gobierna no recortará ninguna de las prestaciones sociales esenciales, sino que las mejorará. El dirigente conservador, que perdió en 2004 y 2008 principalmente porque asustó a una parte del electorado progresista, hizo un gran esfuerzo por presentarse como un moderado. También en el espinoso asunto de ETA, cuyo último comunicado renunciando a la violencia ha sido muy mal acogido por el sector duro de su partido. Ayer, el dirigente conservador se alineó inequívocamente con Rubalcaba en su interpretación del comunicado como un paso histórico que supone una victoria de la democracia.